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                                           EL TEPETATE

 hacia el siglo XVIII (no se ha podido precisar el año), en un lugar donde limita

Zacatecas con el estado de Aguascalientes, al lado occidental hasta lo que abarcó la 

                                          Hacienda de San Marcos y con fines de atender quehaceres

                                          propios del latifundio, surgió una aldea a la que las pocas

                                          familias que la formaron le llamaron San José de los Laureles,

                                          tal vez evocando a la imagen del Patriarca que porta a la 

                                          diestra una florecida vara con hojas lanceoladas similares a las

                                          del laurel, y en el brazo izquierdo al Niño Jesús.

 

                                          Desde el principio las chozas fueron primero modestos jacales,

                                          luego sencillas casas con techos de zacate o palma cortada en

                                          pencas, montadas sobre muros donde se empotraban

                                          terrones calichosos que a flor de tierra rodaban por arroyos y

                                          lomas del cerro. Años después para techar se usaron vigas,

                                          viguetas de cardenche o quiote con tierra encima.

 

El transcurrir de los años, y la natural explosión demográfica obligó a excavar algunos lugares para obtener material y construir muros y potreros, con los que circundaban las casas que en cada ciclo se iban agregando. Al peregrinar en pos de ello y dar razón a quienes se ofrecía era común decir “voy al tepetate” (que es el nombre de esos bloques o terrones) con lo que se le dio caracterización a la comunidad hasta llegar a darle ese nombre: “El Tepetate”. En el libro de bautizos del año de 1720 que se conserva en el Archivo Parroquial de Asientos, Ags., aparecen los primeros asentamientos en que sus moradores reportaban ser originarios o vecinos de El Tepetate.

 

Han transcurrido los siglos, ha llegado al poblado la modernidad, y se cuenta ya con servicios de urbanización como energía eléctrica, drenaje, nomenclatura de calles, pavimentación, escuela, capilla, lienzo charro, etc.; pero en todos los muros luce el tepetate como primordial y típico material de construcción; algunas viviendas tienen enjarres; pero éstos ocultan sus originales piedras de tepetate y sólo en un 20% de viviendas se utilizó ya tabique o bloques de concreto.

 

El día 9 de abril de 1926 al poblado le fue reconocida la categoría de Ranchería por el H. Ayuntamiento de Villa García, por contar ya con 443 habitantes y 136 jefes de familia, con lo que se cumplía el requisito del artículo primero del Decreto Núm. 26 del H. Congreso del Estado que establece que la categoría de Ranchería se daría a poblados con 20 familias mínimo. Actualmente El Tepetate cuenta con 491Bhabitantes.

 

LA CAPILLA

 

El Tepetate venera a la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora del Roble, en

                                       honor a quien se realizan las fiestas patronales el tercer

                                       domingo de febrero desde hace muchos años. Pertenece

                                       eclesiásticamente a la Diócesis de Zacatecas y está en

                                       jurisdicción de la Parroquia de San Francisco de los Adame (Luis

                                       Moya, Zac.); de donde viene un sacerdote a celebrar los

                                       domingos y días festivos.

 

                                       A principios del siglo XX, en terreno alto se erigió un monumento

                                       a la Santa Cruz, y años después se acondicionó en la explanada

                                       en torno a él, un local o pequeño cuartito para que los habitantes hicieran algunas prácticas del culto protegidos de las inclemencias del tiempo. A iniciativa de algunos vecinos y bajo la asesoría del Pbro. Juan Acevedo, quien venía desde Luis Moya, en 1922 se amplió el cuartito y terminando el trabajo, se formalizó la pequeña capilla poniendo en el altar un cuadro con Nuestra Señora del Refugio, permaneciendo así algunos años, porque luego una familia a la que pertenecía la imagen, se la llevó al mudarse a la ciudad de Aguascalientes; pero pronto hubo repuesto.

 

Ya avanzado el siglo XX, el señor Sixto Vázquez se fue a La Sultana del Norte en busca de mejores horizontes; duró allá algunos años y conoció la devoción que los regiomontanos tienen a la Virgen María en la advocación de Nuestra Señora del Roble.

 

Esta imagen, cuentan las leyendas, fue traída de España por un religioso que llegó a Monterrey; sufrió persecución y se remontó a la montaña escondiendo a la imagen en el hueco del tronco de un viejo roble, muriendo después. Años más tarde, una pastora encontró casualmente la escultura, la sacó y fue a entregarla a un sacerdote, quien la acogió con regocijo y la colocó en el templo parroquial y con la advocación de “Nuestra Señora del Roble”, posteriormente fue proclamada Patrona de la ciudad de Monterrey.

 

Impresionado por la historia, el señor Vázquez como pudo se hizo de una imagen pintada al óleo sobre lámina y se la trajo a El Tepetate (su tierra), allí la colocó en una amplia recámara de su domicilio particular, contando a la gente la leyenda de su aparición, permitía que visitaran a la que él poseía; y la Virgen empezó a tener varias visi tas, a coleccionar milagros y a ser obsequiada frecuentemente con veladoras, flores y donativos en efectivo.

 

Dado al creciente culto que la imagen recibía, fue llevada a la capilla y le solicitaron a don Sixto la regalara; pero no fue de acuerdo y ante tal situación, el párroco de San Francisco de los Adame (Luis Moya) sugirió e intervino en mandar hacer una de volumen a la ciudad de Aguascalientes, recaudando fondos entre la feligresía para cubrir los gastos.

 

Cuando la imagen arribó al Tepetate, fue recibida en grupo con solemne procesión; el cuadro de Nuestra Señora del Refugio fue colocada a un costado del altar, y la recién llegada se instaló en el lugar principal del altar mayor, siendo luego proclamada patrona del pueblo. La capilla de Nuestra Señora del Roble ha tenido varias modificaciones dignas de memoria, entre otras las siguientes:

 

a) El campanario, originalmente tuvo una sola campanita de cobre; con el uso el badajo se acabó y fue repuesto por uno de fierro de tamaño desproporcionado a la campana que causó que ésta se reventara. El Padre Acevedo se la llevó a Luis Moya. Las dos que ahora tiene, fueron adquiridas en San Pedro Piedra Gorda por el Padre Acevedo. Para comprarlas se invirtió lo recaudado en las fiestas patronales, primero una y a los dos años la otra. El señor J. Reyes Casillas sirvió de aval en el trato.

 

b) El primer reloj público fue adquirido en 1975 y bendecido por el XI Obispo de Zacatecas, Monseñor Rafael Muñoz Núñez (de grata memoria); fallecido el día 19 de febrero del 2010, siendo ya Obispo Emérito de Aguascalientes.

Por modernizar el aspecto de la capilla; el reloj original fue desplazado y como parte de la remodelación de la torre, fue adquirido el que actualmente tiene.

 

c) Cuando el Profr. Jorge Alonso Romo, visitó El Tepetate, en una campaña de proselitismo electoral, conoció la imagen de Nuestra Señora del Roble y ante petición de algunos vecinos, les ofreció obsequiar una corona para ella; cumplió lo prometido y la imagen fue coronada solemnemente en ceremonia especial.

 

d) A un costado del templo, en el atrio, se construyó una ermita al padre Nieves (Pbro. Ricardo Nieves Barba), que es muy visitada para pedir la intercesión del sacerdote que asistió espiritualmente a feligresía de Loreto, Asientos y Rincón de Romos y que corren fama por toda la comarca los milagros que tanto en vida, como después de su óbito se registran. En el municipio, es El Tepetate el único lugar en donde se ha levantado un monumento así.

 

e) Con la iniciativa del Profr. Gonzalo García Villalpando, líder del grupo de migrantes procedentes de las comunidades aledañas, que han puesto especial interés por aplicar programas del 3X1 en bien de la comunidad; ahora la capilla luce como pocas en el municipio de Loreto. La última remodelación fue magna: atrio, pisos, enjarres, altar, pinturas y visita especial del señor Obispo de Zacatecas, Monseñor Fernando Mario Chávez Rubalcaba (ahora Obispo Emérito). La solemne bendición impartida por el prelado, fue el domingo 10 de febrero del 2008, en el marco de una fiesta comunal que sentó precedentes.

 

Con danza, música, cohetes y repiques, el señor Obispo fue recibido a las orillas del poblado; con sin igual sencillez hizo su recorrido a pie; a su paso dio saludos cariñosos individualizados a niños, jóvenes, señoras y señores. Después de cruzar el atrio y al umbral de la puerta principal se realizó la esperada bendición y entró a celebrar la eucaristía. Después salió al atrio y estuvo bendiciendo a cada una de las señoritas que forman la escaramuza y dan lucimiento a las tradicionales charreadas del pueblo.

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