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                    TÍPICOS PERSONAJES POPULARES

 

 

                                                             

 

                                                              Como en todo grupo social, existen en Loreto personajes que han tomado fama

                                                              por la peculiar forma de vida en que se han desenvuelto, desencadenando que

                                                              los habitantes de todas las edades los identifiquen plenamente y se cuenten de

                                                              boca en boca anécdotas de sus habituales comportamientos que los colocan en

                                                              la celebridad.Estas personas son importantes porque de manera muy genuina

                                                              dan matices a nuestra cultura y aunque unos ya están en el más allá, no han

                                                              perdido su presencia entre la gente.

 

 

 

 

1. Pancho, Pedro y Chuy “Locos”. Jóvenes hermanos que vivieron en la esquina suroeste que forman las calles Cuauhtémoc y Allende en la década de los cincuenta.Pancho era el más sensato y respetaba a toda persona, Pedro era bullanguero y a veces violento; pero Chuy que nunca faltaba a misa y al rosario en la capilla de Nuestra Señora de Loreto donde cantaba fervorosamente y se daba sendos golpes de pecho que eran escuchados por todos los asistentes al culto; era el más temido por niños y señoritas “décalo” era la usual frase con que pedía dinero, alguna golosina o bocadillo que le veía a alguien en la mano.

 

¿Qué ano?; frase que repetía queriendo expresar “qué gano”, y que se tradujo en un dicho popular: “como dijo Chuy loco, ¿Qué ano?”.No estaban locos; eran bienaventurados, así se les decía en ese tiempo a quienes padecían trastornos. Años más tarde, por la década de los ochenta, la familia se desintegró paulatinamente; Pancho fue el más constante, vivió siempre en Loreto, hasta su deceso ocurrido el día 28 de noviembre de 1999.

 

Pedro se perdía por cortas temporadas y regresaba a la vida rutinaria del pueblo; luego se alejó por siempre hasta que murió en la ciudad de Aguascalientes el 18 de diciembre del 2002. Sus restos mortales fueron traídos a su tierra y están descansando, compartiendo el sueño eterno junto con su mamá, la señora María del Refugio Esquivel y su hermano Pancho, en el Panteón San Antonio.Chuy se alejó de Loreto, nunca se tuvo noticia de su paradero, no se sabe si vive o murió…

 

De todas maneras en Loreto dejaron decenas de anécdotas entre la sociedad de aquel rumboso pueblo que ya presentaba acelerado crecimiento. No había niño que no fuera amedrentado por padres y hermanos mayores con la amenaza de enfrentarlo con “Chuy Loco” si no se corregía en “X” circunstancia; las señoritas esquivaban su encuentro con oportunos cambios de ruta y los jóvenes ávidos de aventuras, osaban hasta dialogar con ellos, los jefes de familia mostraban su ecuanimidad y veían con toda tranquilidad los sucesos (una que otra mujer adulta, se mostraba desconfiada).Esos tres hermanos considero, fueron los primeros de esta clasificación.

 

2. “La Jarro”. Una mujer quincuagenaria que al parecer arribó procedente de Pinos, Zac. hacia 1957. Pedía limosna de puerta en puerta; tocaba comedidamente y a quien le recibía le extendía la mano en tono suplicante y le decía “Mira Jarro”. Se le obsequiaba algún taco o moneda y su forma de agradecer era asintiendo con la cabeza repitiendo “Jarro, Jarro”; y se alejaba. Contaban quienes la conocieron en su juventud (entre ellas la maestra Josefina Campos), que su trastorno obedeció a la fuerte impresión que recibió, en tanto tomaba en un jarro atole blanco. El suceso ocurrió en la estación ferroviaria de Espíritu Santo; su esposo quiso atravesar la vía subiéndose a un encadenamiento de vagones del tren; la máquina arrancó y en la natural sacudida, el señor cayó en los rieles quedando destrozado por las ruedas del ferrocarril ante la vista de su esposa; el siniestro dejó atónita a la mujer que minutos después recobró solamente el habla inaugurando su habitual frase ¡mira, Jarro! La memoria le quedó afectada para siempre.

 

3. “Juana Colores”. Pordiosera que por 1960 aparecía en lugares donde se conglomeraba gente a pedir “una ayudita”. Se caracterizaba por su vestimenta guanga y sucia; la cabeza con trenzas que adornaban grandes moños de listones de colores chillantes; y el rostro con abundante bilet rojo en mejillas y labios. Se decía que había llegado de Pinos. Después de algunos años desapareció.

 

4. “El Nueve” (Rafael Dávila Rodríguez). Joven que desde 1970 deambula por las calles, descalzo, desarrapado y siempre fumando. Él pide cinco pesos o un cigarro y cuando presiente que habrá negativa, adelanta juicio diciendo: ¿mañana?; y se retira. Igual quien tiene su encuentro y le conoce sabe que sin problemas se aleja cuando se le dice: “mañana” o “el lunes”. Rumores aseguran que su estado fue ocasionado por descuidos en la etapa de su pubertad.

 

5. “El del Costal”  (José Cruz Herrera). Llegó de Aguas Muertas, ahora Colonia Madero, perteneciente al municipio de Villa García; y cuentan que en sus años mozos, era un joven guapo y trabajador que se desempeñaba en las minas de Canoas. Sabida es la historia del por qué cambió su vida, resultante en un princi pio de una mayúscula depresión que le ocasionó el hecho de que un grupo de malvivientes le obligaron a cargar el cadáver de un personaje al que habían dado muerte; para que lo fuera a tirar a orillas de la población, so pena de muerte si no guardaba absoluto silencio al respecto.

 

Un fuerte susto agravó la situación, poco tiempo después: dio en venirse a Loreto, atravesando cerros y montes; daba la vuelta por la ciudad y regresaba a su comunidad; pero en una de sus rutinas tuvo un encuentro en pleno monte, con un toro bravo que lo persiguió, logrando escapar subiéndose a una palma. A tremendo susto unido a la depresión, se le atribuye el complemento del trastorno que lo convirtió en el personaje que la popularidad identificó como El del costal.Una vez que miembros de su familia se vinieron a radicar a Loreto en 1975, él decidió buscar su protección viniéndose con ellos, y aquí se hizo popular rápidamente. Siempre cargaba un costal; se dice que nunca se alejaba de él ni para dormir, comer u otros menesteres, al respecto, hubo variadas versiones sobre el subconsciente valor que daba al contenido del costal; en algunas veces dijo traer los huesos de un difunto. Por hábito usaba ropa negra y se pintaba cara y manos con tizne o pintura negra.Por 35 años vivió entre nosotros en total silencio, frecuentemente se le encontraba deambulando por las calles, sentado en alguna banqueta o dormido a la sombra de algún árbol.Por infundadas presiones sociales fue necesario regresarlo a la Colonia Madero, en donde falleció poco tiempo después, el 23 de septiembre del 2010; (se atribuye tal deceso a los desajustes que ocasionó el cambio de vida). Contaba con 87 años de edad.

 

6. “La del Rebozo” (Eva “X”). Mujer que desde 1990 con una edad cuarentona, deambula por las calles con un peculiar modo de conseguir ingresos; nunca pide a mujeres, ni deja de traer la cabeza tapada con un rebozo; prenda que da origen al mote.

 

7. “El Gabacho” (Juan Reyes Mota). Personaje originario de Carrillo Puerto (antes El Pastor), que desde joven (de unos 15 años), empezó a venir diariamente a Loreto acompañando a su mamá para pedir limosna por todo el pueblo. Casi siempre anda hablando para sí; es agresivo y a menudo gusta armar discusión con su mamá, cuando ésta no le da monedas que ella recibe. Su rutina es llegar temprano, y al atardecer igual que como vinieron, se regresan de “rait” a su comunidad donde tienen su casa.

 

8. “Pinchín”. Muy conocido en San Marcos desde 1980, cuando contando con algunos 13 años de edad ofrecía sus servicios para ir a tirar la basura de algunos domicilios; por esa condición obtuvo la popularidad general; es noble, servicial y tranquilo.

 

9. “Doña Chilo”. Fue una anciana que sorprendió a propios y extraños por la energía que manifestaba al recorrer calles de Loreto. Nadie daba razón sobre su vida; permanecieron en el anonimato padres, lugar de nacimiento, tipo de vida juvenil y fecha de nacimiento. Se aseguró que había cumplido los noventa años; octagenaria que fues, era admirable por el habitual comportamiento de hacer recorridos por las calles, en los que muchas veces cargó alguna cosa que conseguía o encontraba a su paso; inclusive operando una carretilla.Tuvo hábito de visitar a las autoridades para recibir ayuda económica, y fue ofensiva en alto grado, con quien no acertaba alguno de sus planteamientos.Estiló armar públicas bullas con elementos de seguridad pública del municipio; les confería insultos de los más graves que su diccionario tuvo y casi siempre lo hizo frente a la puerta de las oficinas de la corporación; o en la banqueta de la Presidencia Municipal; ellos, con toda paciencia y cordura sólo escucharon para hacer menos prolongado el desagradable encuentro. Su carácter se alteraba violentamente al escuchar que niños o jóvenes maldosos la llamaban “Doña Chilo”.En momentos de tranquilidad, llegó a manifestar que le molestaba al máximo que la llamaran “Doña Chilo”, argumentando que si a ella le escogieron sus padres el nombre más bonito del mundo María del Carmen (se apellidaba Veloz) ¿por qué se lo cambiaban por otro tan feo? Dejó de existir la tarde del día 22 de enero del 2012, al incendiarse su casa; dejando huella de su existencia en Loreto.

 

10. “Los Hombres Lobo”. Calificativo injusto con el que se han hecho documentales, noticieros y espectáculos de circo; que han llevado al nombre de Loreto hasta los confines de la tierra.La ciudad de Loreto fue por azares del destino, escenario escogido por la madre naturaleza para que en ella se estableciera una familia con la peculiaridad genética de Hipertricosis, que actúa en el desarrollo excesivo de vellosidades epiteliales. El progenitor fue el Sr. Manuel Aceves Díaz, nacido el 06 de junio de 1940; hijo del matrimonio que formaron el señor Pedro Aceves y la señora Luisa Díaz; avecindados en Loreto por los años cincuenta procedentes de lo que es ahora (desde 1965) Pabellón de Arteaga, Ags. Manuel fue mi condiscípulo en la Escuela Primaria Federal “Jaime Torres Bodet”.Su ingreso a la escuela se hizo notable, porque la Hipertricosis le daba la presencia diferencial ante el resto de los alumnos. Hubo momentos de todo y ante ello, él mantuvo constante cordura y mediante su afable carácter ganó el aprecio generalizado que siempre se le tuvo como estudiante y luego como albañil, oficio que desempeñó hasta su deceso ocurrido el 07 de noviembre del 2003.Contrajo matrimonio con Esperanza Martínez Ibarra el día 21 de octubre de 1962, y con los hijos que engendró, se constató la acción genética que en sus descendientes se manifiesta, llamando la atención e interés sobre el hecho, a científicos, políticos, sociólogos, comerciantes, empresarios de circos y espectáculos; y en especial al turismo.No en todos los nacidos de su descendencia se manifiesta la acción genética; sólo en algunos hijos de éstos se repite el caso.

 

11. “Trancos” (Tranquilino Amador). Solterón de 20 a 25 años, campesino originario de los alrededores de Loreto por los años treinta. Le caracterizó el descuido del aseo de su persona; nunca tuvo una habitación propia ni se le conoció familiar alguno; deambulaba por la población prestándose al desempeño de encargos sencillos: tirar basura, barrer el exterior de las viviendas, llevar recados, “hacer mandados”, etc.; todo ello esperando como retribución algunas monedas o algún alimento; siendo notable su arraigo en la casa o instalaciones comerciales del señor Juan Bernal González, (comerciante y empresario camionero).Fue un rumor popular que su estado mental que lo exhibió como “enajenado” se lo ocasionó una fallida relación amorosa.Repentinamente desapareció de los escenarios loretenses a fines de la década de los cincuenta.

 

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