top of page

              POBRO. ANTONIO HERNÁNDEZ GALLEGOS

                            (PADRE TOÑO)

 

 

                                                             

                                               Nació el 04 de junio de 1912, en la hacienda de El Lobo, de

                                               la jurisdicción entonces del municipio de Villa García (Hoy

                                               de Loreto).

 

                                               Sus padres fueron el señor Pablo Hernández y doña María

                                               Esther Gallegos.

 

En 1914 la familia se mudó temporalmente a Villa García, donde cursó los primeros grados de primaria; allí nació en él el deseo de consagrarse a Dios; asistía frecuentemente acompañando a su mamá a oír Misa. Cierto día, salió a celebrar el señor cura Magdaleno González y ante la ausencia del monaguillo, llamó al niño Antonio para que le asistiera en la celebración y de ese día en adelante, asistió puntualmente a desempeñarse como monaguillo.

 

A los diez años de edad (1922), el niño se traslada a la ciudad de Aguascalientes a casa de su abuelo materno, allí terminó la instrucción primaria el año de 1924 y se inscribió en el Seminario Conciliar de Santa María de Guadalupe.

 

En 1927, al iniciar la guerra de los cristeros, el seminario tuvo difíciles tiempos en los que Toño como sus compañeros, tuvieron necesidad de llevar cursos a escondidas y cuando la etapa se superó en 1929, el joven seminarista se entregó totalmente a su preparación, destacando por su vocación y en actividades literarias (fue autor de innumerables poemas).

 

En 1932 fue enviado junto con Anastasio Medina García a Roma, donde prosiguió su preparación que finalmente le permitió ordenarse sacerdote el mes de abril de 1936 (el día

 

11). El cardenal Francisco Marchetti Salbaggiani, consagró sus manos, el día siguiente celebró su primera misa en Roma ante la imagen de la Virgen de Guadalupe. Seis años de entusiasta actividad en Roma le hicieron ganar reconocimientos del clero y en 1938 regresó a México y tan luego arribó, fue a celebrar una misa en la Basílica de Guadalupe, en la capilla de Las Rosas el día 23 de marzo.

 

El día 25 de abril de 1938, hizo una visita a su tierra natal, El Lobo; fue recibido con gran júbilo, por la calle central ocupada con arcos de arbustos adornados con flores, hilos de papel, música, danzas y la multitud coreando vivas; el padre caminó hasta llegar a la capilla de la exhacienda para celebrar una misa. Pocos días después tuvo su primer destino en el país, en la Parroquia de San José en Aguascalientes, donde duró dos años. El año de 1940, fue cambiado al templo del Ave María, donde empezó a manifestar su amor, fe y esperanza en los niños; formó numeroso coro de niños y un equipo de acólitos.

 

Sintiendo la necesidad de conocer con trato directo a los hidrocálidos, inició el hábito de salir a toda hora haciendo recorridos por todas las calles, observó la pobreza existente tanto material como espiritual; de ello le surgió la idea de fundar centros catequísticos, entre ellos el “Oratorio Festivo San Tarsicio” que años después se convirtió en la “Ciudad de los Niños”.

 

Continuó con otras obras en bien de la niñez, fundando varias escuelas para niños pobres entre las que se encuentran: “San Tarsicio”, “Los Santos Ángeles”, “Santa Inés” y “Santa Teresita”.

 

Fue el fundador de los Boy Scouts de Aguascalientes. Fundó el “Internado de San José” en 1945, para dar asistencia a los niños huérfanos o desamparados. La inquietud nació cuando le llevaron un niño de 11 años que fue encontrado viviendo en los muladares del arroyo de aguas negras. Para 1949 el internado contaba ya con 27 elementos y ante el aumento constante de internos, se tuvo qué cambiar la ubicación a la Calle del Tesoro, que era una vecindad prestada, la cual finalmente compró la Srita. Pachita Ruiz Esparza, donándola para el internado.

 

El día 20 de octubre de 1951, llegó a hacerse cargo de la Diócesis el IV Obispo, el Dr. Salvador Quezada Limón, que se interesó por esa labor del padre Toño y apoyándolo formaron el “Patronato Pro Construcción de la Ciudad de los Niños”. El padre Toño fue conocido desde el principio por presentarse en todo lugar que aglomeraba gente (cines, parques, comercios, corridas de toros, eventos, etc.), pidiendo una monedita para sus niños pobres.

 

El 18 de marzo de 1967, el padre Toño fue nombrado por S. S. Paulo VI, Obispo de la Diócesis de Tabasco de la Arquidiócesis de Yucatán, y su consagración se fijó para el día 11 de mayo; fue el primer Obispo ordenado en la ciudad de Villahermosa. Tan luego tomó posesión, se dio a la tarea de construir la catedral de Tabasco, pues aún no existía. El lema de su Episcopado fue El Servidor.

 

El Sr. Obispo Hernández, visitaba con frecuencia la ciudad de Aguascalientes. El sábado 13 de octubre de 1973, realizó una visita atendiendo la invitación expresa de un grupo de sacerdotes, por la noche celebró una misa que sería la última. El día siguiente amaneció postrado; fue llevado a la ciudad de San Luis Potosí para atenderle en la “Clínica de Guadalupe” y allí murió la mañana del día lunes 21 de octubre de 1973.

 

Fue velado en la Catedral de Aguascalientes con la presencia de los obispos de varias Diócesis y el Arzobispo de Yucatán Monseñor Manuel Castro Ruiz. En su misa exequial concelebraron 85 sacerdotes.

 

El cuerpo fue inhumado en el templo de la “Ciudad de los Niños” a donde diariamente ocurren personas de toda edad y condición a pedir milagros por los innumerables hechos de que se tiene registro. En el Vaticano está en proceso la causa de su canonización. Iniciada en agosto de 2005.

 

¡Un loretense, rumbo a los altares del mundo católico!

  • Facebook Basic

© 2017 de Loreto Antiguo & Loreto Studios

bottom of page